Ángel Custodio. Conforme vamos progresando en nuestros usos y costumbres, vamos olvidando muchos que habían arraigado en nosotros y que incluso beneficiaba extraordinariamente a nuestra cultura y a nuestra formación. Un ejemplo de ello es el olvido en el que se ha sumergido la correspondencia de todo tipo, amistosa, amorosa e incluso comercial, ahora para todo se recurre a los nuevos medios para comunicarse. ¡Que pocos hay ya que para comunicarse con su novia que está a kilómetros de distancia, escriben una carta. ¡Ahora no, ahora agarran su móvil y desde el ascensor, andando por la calle o desde la oficina hablan con su enamorada, intercambiando noticias y pareceres.
Los hay que, para ahorrar, se limitan a ponerle un mensaje y además muy frío, porque como utilizan ese lenguaje especial que se ha creado para los mensajes desde los móviles, suprimen varias letra y dicen poco mas o menos: “T qiero, t spero mñn a ls 11”.
Con lo bonito que eran antes las cartas a las novias escritas a mano, de tres o cuatro folios en las que machaconamente se le decían cosas que discretamente nos guardaba el sobre y en la que confesábamos un amor eterno, que a veces, se olvidaba con facilidad. Aun recuerdo que vendían en los kioscos y librerias unos manuales de cartas de amor. con unas frases muy cursis, que al leerlas hoy nos producen risas.
Otro medio que también se ha utilizado hasta hace poco, es el correo electrónico, con cartas que llegan en el instante, aunque la distancia entre los dos sea a miles de kilometros. Y ya si hablamos de chatear o conversar a través de Internet, eso es la monda, porque algunos después de hablar con la novia, siguen en la red chateando con toda la que encuentre y las conversaciones, palabra de honor, son divertidas pero que en otra época se podrían calificar mas de “mayores con reparos”, como calificaban antes a las películas como “Gilda”, “La madonna de la siete lunas” o “Las aventuras del Barón Mucchaussen”
Pero llegó el “whatsapp” y eso si que la ha liado, porque ahora se cruzan pequeños mensajes y hasta fotografías de aquel instante, que son difíciles de calificar.
