Jaime Gil: «Es muy difícil la conciliación de la vida familiar y laboral para los autónomos»

Miguel Ángel Velasco. Nacido en Huelva,  Jaime Gil creció, se educó y se hizo bajo la sombra de sus abuelos. Él, el abuelo, regentaba un conocido y afamado hostal en pleno centro neurálgico de la ciudad. En la calle Rico, en la confluencia entre esta y Gobernador Alonso y Hernán Cortés. El Hostal Colón. Ya en cuando él nació y creció el otrora famoso lugar de estancia donde se acudían a diario hombres de negocios, tratantes y gentes relacionadas con la cercana Plaza de Abasto, el lugar se encaminaba a su declive por el ligero caminar de los tiempos. Viajantes de negocios y representantes y comerciales fueron entonces sus últimos moradores diarios.

Jaime, desde su pequeña isleta infantil, escuchaba e impregnaba de los métodos de contratación, de los términos pagarés, letras de cambio de efectos bancarios, de máximos y de mínimos, de tantos por ciento y, en fin, del noble arte del dar y del ceder, del regateo. Su abuelo, al atardecer en la tranquilidad del despacho de Recepción, los días fríos, o al sosiego de la tarde en los atardeceres del estío, les explicaba todos los aquellos conceptos y usos lingüísticos sin saber que bombeaba en su nieto el deseo del emprendedor.

Se educó en el Funcadia y como tantos otros jóvenes de su generación su vida creció urbanita entre las plazas y calles céntricas de la ciudad armado de rodilleras y coderas encima de un monopatín sorteando a su propia suerte y a una infancia que poco a poco se le iba burlando hasta que le llegó la edad militar y se marchó al Cerro Muriano, en Córdoba, para acompañar a aquellos últimos muchachos españoles en la obligatoriedad del servicio militar.

-Y te dieron la cartilla blanca y…
-… Entonces tenía claro que no quería seguir estudiando, Desde los 16 años he trabajado de todo. En Casas de Seguros, repartidor de Pizzas, en bares diurnos y nocturnos… tenía claro de que no quería ser una carga para mi abuelo que se estaban haciendo mayores y que tanto me habían dado, que tenía que buscarme las habichuelas por mis propios medios. Era despabilado, me había criado en un mundo donde la palabra negocio era el pan nuestro de cada día, así que en 1.996 hablé como siempre hacía, con mi abuelo y le expuse mis ideas. El me miró sin ocultar un íntimo orgullo, me aconsejó y prestó un millón cuatrocientas mil pesetas de las de entonces para montar mi propio negocio. Me pareció un sueño y un dineral, que en realidad no eran tanto, para montar mi propio negocio.

-Un negocio de artículos y accesorios de surf.
-Así es. Con aquél capitalito monté mi primera tienda en la calle Alfonso XII con los justo. No había dinero para más. Pero ilusión para desbordar. Huelva, tierra marinera, necesitaba de un negocio dedicado a la venta de esta actividad marinera y la llenamos, dentro de mis posibilidades, de tablas, camisetas, trajes de neoprenos, velas… de todo lo que ese deporte puede requerir. Fue la tienda Brutal, la primera, durante 19 años y tuvo desde su comienzo un éxito fenomenal. Este éxito me cegó pues abrí un nuevo punto de venta en la vecina calle Berdigón pero la cercanía de los dos negocios no fue una buena idea y la tuve que cerrar. Medí mal los cálculos y siempre es bueno rectificar a tiempo. El negocio fue, con el paso del tiempo a más, y decidí montar con mi amigo Alejandro, hijo de tu también amigo y compañero Pedro Antonelli, una especie de sucursal en Isla Antilla.

-Y te casaste, formaste una familia.
-Sí, con mi novia de toda la vida… – mientras lo dices el largo cuerpo de Jaime se estira hasta alcanzar cotas de alturas importantes y sus grandes ojos negros se encienden en las oscuras cuencas oculares- Se llama Sofía Varela y nos conocimos cuando tenía 16 años. Para mi es un pilar fundamental en mi vida. Tanto en el negocio como en el lógico aspecto familiar. La familia es el núcleo básico y esencial de la vida en mí, no tiene vuelta de hoja. Si algo falla en ella, si una pieza no está perfectamente encajada sobre la otra esto repercutir en el  discurrir diario del negocio. Ten en cuenta que los dos trabajamos juntos. Ella lleva todos los asuntos relativos a decoración general de la tienda, a que su aspecto físico sea cada día mejor y adaptado a las necesidades y yo me dedico a la atención al público, a los pedidos, compras de mercancías…

-Y a pesar de ello os ha dado tiempo de tener hijos.
-Sí, tenemos dos. Jaime de 12 años y la pequeña, Marta, de 8.  El niño lo veo como “una gota de agua” de mí. Le encanta estar en la tienda, pendiente de todo e incluso se atreve a asesorarme… Me supone un aliciente para continuar trabajando, superarme y esforzarme más y más.

-Jaime, es fácil compaginar la vida familiar con la empresarial.
-La vida empresarial es muy dura, pues para que un negocio funcione hay que dedicarle muchas horas, no tener horario. Hay que vivir con ello y mentalizarse no sólo tú, también los niños que crecen con este handicap. En todos estos años de duro trabajo y esfuerzo, y mira que aún soy bastante joven, no he tenido nunca lo que se llama unas vacaciones normales de 15 ó 20 días. A lo máximo que puedo aspirar es tomarme 4 ó 5 días aprovechando un puente o las fiestas locales.

-Y te quedan tiempo para tus aficiones.
-Poquito queda, pero intento hacer algo. Si antes mi hobby eran los patines ahora lo es la bicicleta, una afición que heredé de mi padre y de mi tío que llegó a formar parte de un equipo ciclista semiprofesional, Los Águilas Rojas. Así que, en muchas ocasiones, las dos horas que tengo para comer se la robo al estómago y me hago todos los kilómetros que me llegan. He llegado a realizar, sin ninguna dificultad etapas contínua de 300 y más kilómetros.

-Cambiando de tema, Jaime. Explícanos las diferencias existentes entre esta nueva tienda Brutal y la antigua convecina de la actual.
-No tienen nada que ver la una con la otra. Son dos mundos distintos y diferentes. Desde la exposición de los artículos, la ornamentación interior, la atención al público. La tienda en sí es conceptualmente innovadora, rompe con antiguos cánones y se adapta a una clientela más exigente. Está dirigida a un mundo joven que exige calidad y nosotros se las ofrecemos no sólo a través de los artículos, que son los mejores que hay hoy en día en el mercado, con una exposición abierta y sugerente, con una luz clara y acorde y con una amplitud, con espacio que permita al cliente desenvolverse con naturalidad y sin apreturas. Además tenemos detalles que no son solamente decorativos, como sofás o butacones, sino referencias de descanso u ocio, de familiaridad. El que entra en Brutal entra con el convencimiento de que no entra en una tienda al uso, que entra en una tienda que va a ser atendido de forma profesional y familiar, a la vez. Que puede regodearse en los artículos antes de adquirirlos y que si lo desean pueden sentarse tranquilamente a descansar a leer o escuchar música mientras la pareja realiza su compra.

-Y la situación económica general como la contemplas.
-Parece como si no nos hubiéramos querido  dar cuenta de la que teníamos encima e igualmente parece que no queremos o no sabemos adaptarnos a las exigencias actuales. El concepto empresa en vigor hasta hace poco ha muerto, o está dando sus últimos coletazos. Comienza el embrión de algo nuevo que aún está sin definir. El concepto de empresario como figura acomodada a unos cánones, al menos en este sector, por encima de clientes y trabajadores va afortunadamente desapareciendo. En el comercio ya no es la figura hierática, bien trajeada y mejor peinada que observaba con fingido interés tu compra. Ahora hay que estar con el público, ser partícipe de sus deseos y sus gustos. Esto permite adaptarte a los tiempos y, desgraciadamente, a uno de sus requisitos. El ahorro de recursos humanos. El empresario debe de ser un trabajador más, tan cualificado como el mejor de ellos.
Las políticas de financiación bancarias han hecho mucho daño al sector. Ha acomodado a empresarios en una cultura acomodaticia donde el dinero ha corrido demasiado alegremente y se ha diluido la cultura del esfuerzo. No había dinero para pagar unas nóminas se iba al banco, no había tesorería para hacer frente a los proveedores o a unos pagarés o letras se iba al banco y se formalizaba un crédito que te concedían alegremente… Al llegar la hora de la verdad, como la actual, el desplome ha sido brutal, hemos estado jugando sobre papel, sin liquidez ni atisbos serios de planificación de una economía empresarial de urgencias o de guerra.

Por otra parte y termino porque no me gusta hablar de ello, los distintos gobiernos o no han sabido o no han querido gestionar bien la situación. Te pondré un ejemplo. Los famosos 400 euros de subsidios o ayudas a desempleados fue una locura desde su planteamiento inicial. No crea puesto de trabajo, no soluciona vida, no alienta al emprendedor. Crea una economía del conformismo y del bajo consumo. Del hundimiento de la dignidad humana a través de un caramelo envenenado.

-Claro, muy claro lo tiene Jaime Gil. Por último, que me dices del recibimiento que ha tenido la nueva tienda Brutal y tus expectativas futuras.
-Pues mira, Miguel. Llevo más de 20 años en estos y ni en los mejores sueños me esperaba un recibimiento tan satisfactorio como el que hemos tenido. Tanto de gentes como de amigos. Ha superado con creces todas las previsiones. Tan es así que somos de las pocas tiendas particulares que tenemos horario continuado al público durante todo el día. Estamos vendiendo y ello nos permite pensar y tomar con optimismo el futuro. Ojalá sea así y pueda crear más puestos de trabajo en esta tierra que tanto lo necesita.