Benito de la Morena / Academia Iberoamericana de La Rábida. El ser humano es impulsivo por naturaleza y el clima es uno de los condicionantes, nada más hay que contrastar los estilos de vida y las reacciones de los pueblos del norte, con los del trópico o el ecuador, para percibir que la temperatura, las lluvias, etc., son catalizadores de las reacciones e impulsos que influyen en el comportamiento. Un tema poco estudiado pero que podría ayudar a comprender muchos de los aspectos sociológicos que nos rodean, aunque ello sirviera de poco respecto a las medidas que debemos adoptar para mejorar el comportamiento de la especie y ayudar a su evolución positiva, actualmente condicionada por los intereses y ambiciones de los sectores políticos y económicos minoritarios que dominan el mundo.
Es evidente que la sangre “fría” no existe, ni tampoco la sangre “caliente”, pues la temperatura de la sangre no suele variar más de 1 ºC dentro de un intervalo medio entre 36,3 y 37,1 ºC, siendo la media normal de 37 ºC., entonces, ¿qué es lo que determina las reacciones del ser humano ante eventos de gran resonancia que pueden cambiar los destinos del planeta?
Parece que la línea evolutiva de los seres humanos y de los chimpancés se separaron hace entre 5 y 7 millones de años, una pena viendo los acontecimientos actuales que nos ofrece la televisión mediática que nos “educa”, pero ¡qué le vamos a hacer!, es lo que hay y poco hacemos para cambiarlo pues nos han enseñado a acomodarnos y todos caemos en cuanto disponemos del confort mínimo imprescindible.
El dominio del Planeta pasa por controlar los medios de comunicación, por su influencia que tiene en la educación de las masas, que no en su cultura, pues esta es personal e intransferible, pero para conseguirla hace falta una gran dosis de voluntad y espíritu de sacrificio con el que superar los intereses mediáticos con los que, diariamente, nos bombardean los “señores del poder”.
Ahora ha tocado a las poblaciones del mundo árabe sumirse en una crisis de revoluciones encubiertas contra el opresor que se hizo dueño de sus tierras y sus almas. Libia, Yemen, Siria, Argelia, etc. se están levantando contra sus regímenes, porque ya no podían aguantar más. Se asoma también el riesgo por los Balcanes y antiguos satélites soviéticos; múltiples intereses rodean a estas reacciones, aparentemente espontáneas, que pretende devolver el control del pueblo, ¿al pueblo?
Antes fue en Afganistán, Irak e Irán para derrocar a otros “dueños” del petróleo; algo más atrás, el cono de América del Sur, para liberarse de los dictadores que habían sido impuestos por el poder económico que habían coartado las libertades, haciendo de la muerte el cruel castigo para aquellos que no quisieron dejarse esclavizar y, con anterioridad, el conflicto de los Balcanes con genocidios contrastados, y la “gran guerra” con la masacre judía y la desolación del pueblo europeo, la revolución rusa tras cien años de dominio de los zares y muchas más en todas las épocas y en todos los continentes de “sangre caliente”.
Parece que ahora se está descubriendo la posibilidad de invadir las regiones polares en busca de sus recursos naturales, pero ahí hace frio, son zonas heladas; ¿habrá que esperar a la descongelación de los casquetes por el cambio climático? ¡Quién sabe!, los tentáculos del poder son imprevisibles. Pero mientras, tsunamis, terremotos, erupciones, meteoritos, huracanes, etc. nos recuerdan que ellos dominan el planeta, que nosotros, la especie humana somos, simplemente, una especie depredadora que se canibaliza para subsistir en un mundo de oprobio y poder, un mundo sin valores, pero solo somos eso, una especie más supeditada a los designios de la Madre Naturaleza y que dentro de cuatro mil quinientos millones de años, habremos desaparecido junto a nuestra “fuente de vida”, el astro Sol, que calienta la sangre de todas las especies vivas.
Mientras tanto, tenemos la obligación de conservar la calidad de vida en el Planeta y convertirlo en nuestra máxima prioridad.
1 comentario en «Medio Ambiente. ¡Prioridad Uno!»
Es curiosa la clarividencia que tienen los científicos para observar con objetividad su entorno. Sería bueno que alguien nos obligara a leer cada día alguna refexión de un científico, para que provocara nuestra propia reflexión.
Pero hay que contar con lo que dice Benito: «La influencia de los medios de comunicacón en la educación de las masas», para «superar los intereses con los que nos bombardean los “señores del poder”.
«Los tentáculos del poder son imprevisibles».
Pero somos «una especie supeditada a los designios de la Madre Naturaleza y condenada a desaparecer»
Es duro constatar que nos empeñamos en vivir de espaldas a una Naturaleza que nos sostiene y a unos valores sociales que deberían ser nuestro escudo protector.
Por eeso nos ponemos en la misma acera que Benito: «Tenemos la obligación de conservar la vida en el Planeta y convertirlo en nuestra máxima prioridad».
Reclamo mas voces como la de Benito.
Científicos, al púlpito. Científicos, salid al paso del sin sentido.