María José Gallardo, el espíritu solidario de Huelva

Elisabeth Méndez. Hay personas que, sin necesidad de ser médicos, psicólogos, profesores o altos cargos sociales, atienden a las víctimas de accidentes, educan a los jóvenes y a la sociedad en general en valores, visitan a los enfermos en los hospitales, colaboran en la inserción social de los inmigrantes, ofrecen compañía a nuestros mayores y comida y abrigo a los ‘sin techo’, y un sinfín de buenas acciones con las que consiguen que la sociedad onubense sea cada día más justa y solidaria y su labor, de esta forma, más honrada.

Se trata de los voluntarios de Cruz Roja Huelva, un colectivo formado por personas solidarias que buscan con sus formidables y generosos actos crecer y desarrollarse como personas, trabajando por los demás sin nada más a cambio que la satisfacción que obtienen con ello.

María José Gallardo es una de ellas. Licenciada en Psicología por la Universidad de Granada, esta onubense, afincada en la capital, para quien ser voluntaria  es una experiencia “muy gratificante” en la que te encuentras con situaciones “que te hacen valorar mucho la vida que tienes”, lleva colaborando con Cruz Roja desde 2011, aunque confiesa que siempre ha sentido la necesidad de ayudar a los demás, contando con otras labores de cooperación internacional e intervención social que la convierten en todo un ejemplo a seguir en Huelva en cuanto a solidaridad se refiere.

Para ella, trabajar por los demás le ha hecho ver “lo afortunada que soy por tener la vida que tengo, es como una lección de humildad constante que me ha enseñado a afrontar las situaciones con fuerza y entereza”, destacando además el hecho de que “conocer a otras personas, tanto usuarios como compañeros, te aporta siempre algo beneficioso para tu vida”.

En este sentido, esta joven onubense ha querido compartir con Huelva Buenas Noticias una anécdota enriquecedora que, según manifiesta, nunca olvidará. “Recuerdo la primera vez que colaboré con Cruz Roja, fue a los asentamientos de Palos, y yo iba preparada para ver pobreza y caras tristes. La pobreza es evidente, pero en lugar de caras tristes me encontré con personas que, a pesar de la realidad tan complicada en la que viven y sus historias de vida tan brutales, te reciben con una sonrisa y con un carácter afable. Fue una lección de vida que nunca olvidaré, pues a veces observamos en nuestra sociedad gente que se queja por todo, y conocer a personas con esa fuerza y alegría a pesar de no tener nada, a veces ni el derecho a ser por no tener papeles, es algo que no te deja indiferente”.

Además de su colaboración en el proyecto de Asentamientos de Cruz Roja, una ayuda humanitaria a inmigrantes que viven en asentamientos chabolistas situados en Palos de la Frontera, Moguer o  Lucena del Puerto, a quienes “llevamos comida, ropa y charlamos con ellos”, María José Gallardo participa también en el al área de Cooperación Internacional, donde ha colaborado en campañas de sensibilización como ‘Hambre en la abundancia’ y ‘Desastres olvidados’; en el proyecto ‘Éxito escolar’, en el marco del cual ha realizado un taller semanal de refuerzo escolar con menores con realidades sociales complicadas de la Ciudad de los Niños; o en una campaña de sensibilización ambiental en el Parque nacional de Doñana, destinada a los romeros que pasan por él en su peregrinaciones al Rocío.

Labores todas ellas fundamentales para una entidad como Cruz Roja, que ofrece absoluta libertad a sus voluntarios para colaborar cuando ellos quieran y puedan, con el único compromiso de la responsabilidad moral que adquieren cuando comienzan a formar parte de algunos de sus proyectos. “El nuestro es un trabajo fundamental para Huelva y para Cruz Roja, entidad que es posible gracias a su voluntariado” explica Gallardo, para quien la parte negativa se ese trabajo es “ver el sufrimiento de la gente y no poder salvarlos. Puedes aportar un pequeño grano de arena, un atisbo de luz, pero después te vas y ellos siguen en su realidad. Eso es muy duro”.

Realidad que se ha visto acentuada en este último año en el que ha aumentado la necesidad en Huelva, y realidad a la que los onubenses han sabido hacer frente incrementando al unísono su solidaridad. “Ante la necesidad evidente, mucha gente se ha dado cuenta que debemos ayudarnos los unos a los otros. Nos está tocando muy de cerca y eso está haciendo que la gente despierte y sea más solidaria”, explica esta voluntaria cuyo trabajo le permite ser testigo directo de esta situación, destacando el hecho de que “de lo negativo siempre surgen cosas positivas y de la necesidad está surgiendo un movimiento solidario en Huelva”. A modo de ejemplo, nos explica que muchas de las personas que están sin trabajo, “dedican su tiempo libre para ayudar a los demás a la vez que se sienten útiles en la vida…es un intercambio muy bonito”.

Según María José Gallardo, ese crecimiento de la solidaridad en Huelva es debido a que “al ser una ciudad pequeña, existe solidaridad vecinal, la gente se conocen y se ayudan unos a otros” hecho que no sucede por ejemplo, en cuestiones internacionales “donde todavía hay que luchar mucho porque las personas son más reacias para ayudar en aquello que no conocen de cerca”.

En este sentido esta simpática voluntaria termina nuestra entrevista invitando a todos los onubenses a participar de la siguiente reflexión, “no hay otro camino que ayudarnos los unos a los otros, todos estamos relacionados de alguna manera y los problemas de los demás son de alguna manera propios”.

Una ayuda necesaria que, gracias a personas como María José Gallardo, en Huelva es una realidad.