Carlos Arroyo. Una figura del toreo. Alguien que se juega la vida cada tarde, exponiendo los muslos, exponiendo su vida ante toros por toda la Península. Un torero, Miguel Ángel Perera, que desafía a la muerte en el alambre de la cercanía. En el ruedo, no se deja ganar la batalla por nadie. Todos recordamos tardes épicas y memorables en las que no ha vuelto la cara, venciendo las adversidades, en las que la cornada es tan solo la anécdota ante la gallardía del hombre. Pero también, una persona. Humilde, tierna, que en Huelva, donde se siente como en su casa, ya que ha pasado muchos momentos de su vida preparándose para ser torero, ha conquistado el corazón de los más pequeños, que se acercaban a él como a un héroe.
Numerosos pequeños se han dado cita en la céntrica Plaza de las Monjas para recibir los consejos del maestro extremeño. Y desde luego, Miguel Ángel, no ha defraudado a nadie. Ha toreado de capote y muleta, y se ha detenido con cada uno de ellos, corrigiendo, enseñando, alentándolos en el manejo de los trastos de torear, fomentando una afición tan bonita como es la de torear.
Perera ha dado una clase magistral no sólo de toreo de salón, sino de sencillez, de humanidad, de compromiso, de humildad. Iniciativas como ésta, no sólo engrandecen el mundo taurino, sino también a sus organizadores, nuevotercio.com y la Plaza de Toros la Merced, y a la persona del torero, Miguel Ángel Perera, que hará el paseíllo el próximo 2 de agosto en Huelva, y que se ha ganado, un poco más si cabe, después de todos sus éxitos cosechados en el coso mercedario, el corazón del aficionado onubense.