
Mari Paz Díaz. Hablar de Alejandro Herrero Ayllón en Huelva es hablar de urbanismo y arquitectura, ya que, entre otros muchos trabajos, fue el redactor del primer Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Huelva, además de ser fundamental en el diseño de Minas de Herrerías, donde recientemente inauguraron un azulejo en recuerdo del arquitecto.
Sin embargo, en ocasiones, la figura de Alejandro Herrero se puede decir que ha quedado un poco olvidada por la Huelva actual. Un situación que para la investigadora Lola Lazo, directora del Archivo Municipal de Huelva, era injusta. De ahí surge la idea de realizar un estudio que pusiera de manifiesto la extensa trayectoria y la valiosa obra de Herrero Ayllón.

El resultado de aquel proyecto es el libro Alejandro Herrero Ayllón en Minas de Herrerías. La dignidad posible, que fue presentado en Huelva con motivo del Día del Libro. Su autora es Lola Lazo, que ha desarrollado toda su vida profesional en el Archivo Municipal de Huelva, ya que recién Licenciada en Geografía e Historia por la Universidad de Sevilla opositó a la plaza de Archivero del Ayuntamiento de Huelva. Y, desde entonces, hasta ahora.
De hecho, este libro no es la primera publicación de la archivera, que buscando diseñar un archivo más ágil realizó anteriormente el primer Inventario del archivo, la organización y descripción del Archivo de Diego Díaz Hierro, la recuperación de documentos con valor para la historia de Huelva… En definitiva, una vida profesional dedicada al documento que ahora se complementa con este libro que nos permite acercarnos a la figura del que fuera arquitecto municipal de Huelva durante treinta años. Los hacemos a través del análisis que realiza la propia Lola Lazo en esta entrevista.

-¿Cómo surge la idea de escribir este libro?
–En 2011 se celebró el centenario del nacimiento de Alejandro Herrero Ayllón, arquitecto municipal de Huelva durante treinta años (1940-1972). Sus proyectos habían pasado por mis manos continuamente en el archivo, así que me animé a participar en ellos con una síntesis de su obra arquitectónica en la provincia. Para ello, utilicé de forma exhaustiva su fondo documental particular, donado por sus hijos al archivo municipal. Fue entonces cuando comprendí el alcance y la magnitud de la obra de este arquitecto, no sólo en la capital, sino en muchos pueblos de la provincia, a pesar del anonimato que sufrían esas obras, al tratarse en muchos casos de grupos de viviendas sociales, lo que no quiere decir que fueran proyectos de segunda categoría, sino todo lo contrario, estudiados al milímetro y mimados como si de una obra singular o especial se tratase. Después de algunas colaboraciones en las Jornadas del Patrimonio de la Sierra y del Andévalo para poner de relieve su obra, surgió el encuentro con la Asociación Herrerías, que estaba interesada en sacar a la luz todo lo referente a la construcción de la aldea, obra de Alejandro Herrero Ayllón. Y así se gestó este libro.

-¿Qué importancia tiene la figura de Alejandro Herrero?
–Alejandro Herrero cubre íntegramente una etapa histórica de la ciudad de Huelva. Llega aquí con 29 años, recién salido de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid. Llega con entusiasmo e ilusión, sabiendo que como arquitecto municipal su papel puede ser determinante en el desarrollo urbano de una ciudad en la que estaba todo por hacer. Con este espíritu abordó siempre cada obra que acomete, de manera que cada proyecto es estudiado de forma particular, adaptándose a los condicionantes del tiempo y el espacio, de forma que en el resultado de la obra prime siempre la armonía. Su finalidad es que la gente viva un poco mejor, que sea un poco más feliz a través de la obra arquitectónica y urbanística, utilizando elementos como el sentido artístico, el respeto a la historia y a la naturaleza, el sentido común y un profundo conocimiento de las materias y de la profesión. Conjunción perfecta de estudio y realidad, de teoría y práctica.

-¿Qué papel jugó el arquitecto en Minas de Herrerías?
–Jugó un papel fundamental. Es una de las obras más completas y personales de Alejandro Herrero, que abordó desde sus inicios, lo que le permitió elegir personalmente los mejores terrenos, después de estudiar varias posibilidades; la distribución de las viviendas, respetando la vegetación existente al cien por cien; los materiales, siempre buscando activar la economía de las poblaciones más cercanas, y se esforzó en conseguir dotaciones para encuentros culturales y sociales como el cine y casino, aunque no lo consiguiera. Las obras de la capilla y escuela las proyectó al detalle, diseñando personalmente toda su ornamentación, contratando para su ejecución a uno de los mejores escultores de la región, Cano Correa, con un resultado que a día de hoy es un ejemplo de urbanismo humano, evidente en la alta satisfacción de los habitantes de esta preciosa barriada.

-¿Y en Huelva capital?
–En gran medida, la Huelva actual es el resultado del trabajo de Alejandro Herrero. Por lo que respecta al urbanismo, sus planes generales de ordenación urbana para la ciudad (uno en 1950, del que se conserva muy poco, y otro en 1964) han determinado el desarrollo de la Huelva que hoy conocemos. La principal entrada a Huelva por la Avenida de Andalucía es consecuencia de la ejecución de su Plan General. La Gran Vía, abierta en los años 40, sus edificios, la planificación en la barriada de La Orden, las mejoras de la Punta del Sebo de los años 50 como lugar de esparcimiento de la población, así como las líneas maestras del Barrio de Huerta Mena y Esperanza, son obras suyas. Y, por supuesto, la gasolinera de Campsa.

-¿Cómo era el urbanismo de Huelva en los años 50-60?
–La ciudad que se encuentra Alejandro Herrero es una ciudad en expansión, pero estrangulada urbanísticamente, con un núcleo urbano muy consolidado, algunos barrios tradicionales, extensiones de terreno en pleno centro de la ciudad pertenecientes a la Compañía de Riotinto (Huerta de Mena) y grandes bolsas de población que vive en la más absoluta miseria, en infraviviendas en zonas de marismas. Los retos con los que se enfrenta son de una parte planificar la evolución de la ciudad, de forma que esta creciera de forma racional, y evitar los desórdenes urbanísticos. Y, de otra, solucionar el problema de la vivienda humilde.

-¿Se ha respetado la ciudad que ideó Alejandro Herrero?
–Un imprevisto surgió en el año 1964, que fue la instalación del Polo de Promoción Industrial. El desarrollo pausado y la evolución natural de la ciudad se vieron alterados por este impacto, que acabó con todas las previsiones. En pocos años, la ciudad se duplicó y hubo que buscar soluciones de urgencia que evitaran el hacinamiento de la población rural que se acercaba a la capital en busca de un futuro mejor. En algunos barrios se desbordan las previsiones de los planes previstos por Herrero y, sin embargo, hay líneas maestras que sí se han mantenido.

-¿Cuál fue su proyecto estrella?
–En mi opinión personal, el Plan General de Ordenación Urbana de Huelva de 1964. Así como en sus primeros años de ejercicio de la profesión Herrero elaboraba unas memorias muy exhaustivas razonando cada paso o cada decisión, incluyéndolas en los proyectos, en esta etapa de madurez profesional acaba sintetizando la información de una forma exquisita. La publicación que hizo el Ayuntamiento del Plan General contiene 15 planos acompañados por unos comentarios breves, concisos, precisos y, sin embargo, llenos de contenido, que translucen un profundo e intenso estudio previo. En él, la base es la concentración de la población a fin de evitar la dispersión y encarecimiento de los servicios públicos, la idea de una ronda exterior para el tráfico pesado y otra penetración axial para el tráfico ligero, actual Avenida de Andalucía, hace un estudio de la evolución de la población en que prevé con increíble precisión el crecimiento de la misma y establece unos sectores preferentes y no preferentes para que el crecimiento se haga de forma ordenada.

-¿Cree que a su figura se le ha dado la importancia que tiene?
–Absolutamente, no. Fue el padre de la Huelva que hoy conocemos modernizando el lenguaje arquitectónico de la ciudad, mantuvo una continua actualización de sus conocimientos, aplicándolos con una visión sensata y cabal de la arquitectura como servicio público y como herramienta para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Y en la provincia dirigió el plan provincial de viviendas de 1944, que dotó a miles de familias de viviendas en condiciones honrosas y decentes para vivir, donde antes había hacinamiento y miseria.

-¿Cuál es la acogida que está teniendo esta publicación?
–Ha sido una sorpresa muy agradable comprobar que la obra está gustando mucho, ya que nivel personal era una enorme responsabilidad la que la Asociación Herrerías y el Ayuntamiento ponían en mis manos. Pero contábamos con una documentación exhaustiva elaborada por el arquitecto: planos, estudios, informes, correspondencia, dibujos y bocetos que nos han permitido sacar a la luz lo que él concibió como una aldea en la que sus habitantes pudieran vivir, convivir y disfrutar las horas libres después del duro trabajo de la mina. Minas Herrerías es, a día de hoy, un precioso poblado o barriada de Puebla de Guzmán, bien estructurado, bien conservado, con amplios espacios para el paseo y las contemplación de la naturaleza, con un conjunto de viviendas inspiradas en la arquitectura popular andaluza (cal, bóvedas) y con una iglesia cuya ornamentación, entre la que hay que destacar la Santa Bárbara y la veleta, salió del lápiz de Alejandro Herrero Ayllón y de las manos del magnífico escultor granadino Antonio Cano Correa trabajando al alimón.

-¿Tiene algún otro proyecto en estos momentos? Porque no es el primer libro que publica…
–No. Junto a los libros que he editado relacionados con mi profesión, hace algunos años hice el titulado Huelva, antes y ahora, con mi compañero y amigo Pepe Hernández. Se trata de una obra que contrasta fotografías urbanas (edificios, calles, vistas) antiguas de Huelva con otras de la ciudad actual, intentando hacerlo siempre desde la misma perspectiva y acompañadas de un breve comentario. Permite contemplar la evolución sufrida por la ciudad a lo largo de todo el siglo XX. Algo después hice el Catálogo de la obra pictórica del Ayuntamiento de Huelva, en este caso con mi también amigo Jesús Velasco. Todo ello junto a artículos para la prensa que tienen el fin fundamental de acercar nuestro archivo y nuestra historia a la población onubense.

A partir de aquí, de cara al futuro, mi idea, aparte de otros proyectos siempre relacionados con los documentos de nuestro archivo municipal, es seguir profundizando en la obra de este enorme arquitecto, localizarla y divulgarla en la medida de lo posible. En Huelva capital se conocen bastante bien, pero en la provincia pasan más desapercibidas. Un caso claro es el de Rosal de la Frontera, para el que Alejandro Herrero diseñó en 1953 todo el proyecto de ordenación de la plaza, porticada, arbolada y con fuente farola -que por cierto se ha desmontado-, el edificio del Ayuntamiento, la Casa de Correos y teléfono. Ennobleció de gran manera el aspecto de este pueblo fronterizo, pero nadie recuerda que fue él el que se afanó para su ejecución.
-Por tanto, ¿con qué idea nos quedamos para terminar?
-No puede ser otra que animar a los onubenses a estudiar y conocer todo nuestro patrimonio. Vivimos en una ciudad y una provincia especial, única por su historia y por su entorno natural. Y tenemos la suerte de disponer de siete bibliotecas municipales donde encontrar información de todo ello y un archivo municipal muy cuidado por el Ayuntamiento, en el que se pueden encontrar vestigios documentales de un gran interés, ahora disponibles a través de la página web municipal. Pues eso, a salir, a conocer y a disfrutar de la ciudad y la provincia…, y ya que estamos, para esta ocasión recomiendo especialmente la preciosa aldea de Minas Herrerías, ideada por el arquitecto Herrero.
A Huelva Buenas Noticias, mucha suerte en la sugestiva andadura iniciada, que la vida está llena de buenas noticias, sólo hay que prestarles la debida atención.