A.R.E. En su empeño por descubrir a los onubenses su fondo marino, el biólogo Gabriel Gómez Álvarez vuelve a la carga editorial con la publicación de otro estudio pionero en nuestra provincia. Tras sorprendernos en los últimos años con los trabajos Guía de las conchas marinas de Huelva y Guía de los fondos marinos de la provincia de Huelva: ecología y fauna, en esta ocasión el experto en Malacología nos deleita con la Guía de los peces de Huelva y capturas del Golfo de Cádiz, una investigación en la que Gómez da a conocer las especies de peces más representativas de la costa onubense.
El ejemplar, de enorme relevancia habida cuenta de la naturaleza marinera de nuestra tierra, recoge grande curiosidades y su lectura sorprende no sólo por la minuciosidad y detalle con los que ha sido elaborado, sino por su amplio contenido y las numerosas especies, algunas no registradas en nuestras costas hasta ahora, que aparecen en él.
Realizada gracias al patrocinio del Aula de Sostenibilidad de la Universidad de Huelva y la Asociación Chelonia, la Guía incluye un total de 148 especies de quimeras, tiburones, rayas y peces marinos. Como bien explica su autor, «es la primera obra de estas características hecha en Huelva y abarca desde Chipiona hasta Sagres (Portugal), con especial énfasis en la costa onubense. Cada especie presenta una ficha ilustrada con fotografías a color y una descripción minuciosa de los principales rasgos morfológicos que permiten su correcta identificación. Además, se incluye para cada especie información sobre su posición sistemática (Orden y Familia a la que pertenecen), se indican los principales nombres comunes con los que son conocidas, se aporta información sobre su interés comercial y se especifican las tallas biológicas y comerciales que regulan la pesca y su venta. Por último, hay un apartado de ‘Observaciones’ donde se incluye diversa información, como el grado de amenaza si lo tuviesen, aspectos de su biología, curiosidades, las posibles novedades que supone su presencia en nuestra costa o cualquier otro dato de interés».
Así pues, el libro da buena cuenta de la enorme biodiversidad y la gran variedad de especies que moran en el Golfo de Cádiz. Algunos de estos pescados son muy conocidos y los podemos ver, capturar o comer durante todo el año, como la corvina, los peces planos tipo lenguados, los salmonetes, el róbalo, la dorada, los sargos y un largo etcétera. Otros, sin embargo, van parejos a las corrientes cálidas y por eso son muy abundantes en unas épocas del año, mientras que en otras desaparecen. Tal es el caso de los lirios, bonitos o serruchos, que llegan a finales de verano y se esfuman en otoño, al enfriarse de nuevo las aguas. «También se notan estas migraciones en la cocina y quien quiera adobar lomos de pez araña sabe que es difícil encontrarlos en invierno», apunta Gómez.
Al margen de estas especies, por todos conocidas, el biólogo marino ha hecho un trabajo excepcional documentando la presencia de otras que no se esperaba. Como él mismo reconoce: «estoy muy orgulloso de que hayan aparecido algunas sorpresas, ya que la parte más interesante de un trabajo así es la aportación que, modestamente, haces al conocimiento de la ictiofauna de la zona. Lo más destacado es la presencia de cinco nuevas citas de especies que no se habían visto en esta costa. La más llamativa puede ser la presencia del marlín mediterráneo (Tetrapturus belone), ya que es una especie endémica del Mediterráneo que hasta la fecha no se había detectado en aguas atlánticas. O un pequeño gobio (Gobius gasteveni) cuya única cita para la península ibérica era sobre un registro en Galicia. También han aparecido datos novedosos sobre la biología o distribución de especies. Tal es el caso de la raya látigo violeta (Pteroplatytrygon violácea) pues, pese a ser la única pastinaca de hábitos pelágicos y habitar aguas de mar abierto, he podido documentar su presencia cerca de la costas de Huelva y a menos de 20 metros de profundidad».
A esta lista de especies inesperadas o que han ampliado su rango de distribución del Mediterráneo al Atlántico, hay que añadir otro factor más que vuelve a poner de manifiesto el enorme valor ecológico de nuestra costa, esto es, la existencia en aguas onubenses de nueve especies amenazadas según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Continuando con el análisis de estas 148 especies, bien vale la pena señalar cuáles son las más exóticas o extrañas halladas hasta la fecha. En este sentido, Gabriel Gómez Álvarez afirma que, a su juicio, en este grupo englobaría en primer lugar a las quimeras, «peces con un patrón morfológico muy inusual, como hecho con partes de otros animales –de ahí su nombre, en alusión al animal mitológico-, pues presentan una cola parecida a la de una rata; la cabeza más parece la de un conejo que la de un pez; y el cuerpo es bastante alargado. Son peces de mucha profundidad y difíciles de muestrear, lo que añade cierta emoción a su captura durante los muestreos. Además, llevan aquí desde antes que los dinosaurios, hace más de 400 millones de años, lo cual les da cierto mérito evolutivo», explica el biólogo.
En el siguiente escalón de rarezas, el autor de la Guía situaría a algunos tiburones, como los negretes, o peces de profundidad, como los peces linterna. Estos animales viven en perpetua oscuridad y han desarrollado una exótica capacidad de generar luz mediante fotóforos. Según Gómez, en los peces linterna se observan muy bien estos órganos productores de luz, pues presentan una serie de fotóforos que se disponen sobre el abdomen, la cola, los laterales o la cabeza, como si tuviesen una tira de luces led.
En cuanto a los tiburones, y aunque nos resulte sorprendente, en nuestras costas también encontramos muchas especies de este tipo de peces aunque, por supuesto, no como los concebimos gracias a la influencia de películas de terror. En aguas onubenses, como bien comenta el biólogo en su nuevo libro, hallamos desde pequeños tiburones de profundidad hasta grandes e inofensivos peregrinos que, con tallas habituales de más cinco metros (pueden llegar a 10 metros y pesar dos toneladas), no suponen ninguna amenaza. En esta línea, de las nueve especies de tiburones que se citan en la Guía, aunque hay muchas más, la tintorera es de las pocas que puede suponer un peligro real para el ser humano, aunque a día de hoy no se tiene constancia de ningún ataque en Huelva.
A este respecto, Gómez puntualiza que «otras especies como el cazón son bien conocidas por ser habituales en nuestra cocina y, si tenemos en cuenta que estamos esquilmando las poblaciones de tiburones a nivel mundial, más preocupados deberían estar ellos que nosotros por compartir las zonas de baño y pesca».
Y hablando de compartir zona de baño, seguro que muchas veces se han preguntado qué peces les acompañan cada vez que se dan un chapuzón en la playa. Aunque muchas especies se pueden encontrar cerca de la costa, suelen asustarse y huir ante la presencia de bañistas. Los que no salen corriendo son los ejemplares que permanecen semienterrados en la arena confiando en pasar desapercibidos, siendo uno de ellos los famosos peces arañas, cuya picadura sí que es difícil de olvidar. En realidad, si lo que queremos es disfrutar de la cercanía de la fauna marina será necesario sumergirse e integrarse en el medio, pues sólo así los peces se acercarán con curiosidad para ver «quién es este pescado tan torpe en el agua».
Y justo así, tratando de ser un pez más y de mimetizarse con el entorno, es como ha logrado Gabriel Gómez gran parte de la documentación para realizar esta nueva Guía, a cuya elaboración ha dedicado tres años. Un periplo que comenzó en 2014 y continuó al año siguiente realizando medio centenar de embarques en dos arrastreros, ‘Abuelo Pichín’ y Madrigal Ferrera’, que le permitieron fotografiar gran parte de las especies incluidas en el libro. Luego, el biólogo marino amplió los muestreos con visitas a lonjas y mercados, desde el mercado del Carmen de Huelva hasta Sagres, en Portugal, donde pudo obtener información relacionada con el consumo de algunas especies. Asimismo, tuvo que sumergirse para buscar otras especies y familias, como los lábridos, gobios o blénidos, documentando estos grupos mediante fotografía submarina. Por último, la Guía también recoge algunas fotos de capturas cedidas, en esencia las relativas a los grandes peces pelágicos, como el atún roro, el pez espada y los marlines.
El resultado de tanto esfuerzo es un censo ilustrado, un listado abierto en el que este biólogo ha tratado de encontrar e identificar el mayor número de especies posibles y presentarlas a la sociedad en un formato tipo guía. De una manera muy ilustrativa, el propio investigador compara cómo ha sido el proceso de elaboración del ejemplar con la manera en que se completa un álbum de cromos de fútbol, pegando las estampas de los jugadores en las casillas definidas para cada uno. «Aquí el álbum está en blanco y tienes que ordenar tú los ‘cromos’ asignando categorías y jerarquías. Además, el ‘álbum de la biodiversidad’ es enorme y las colecciones no se cierran nunca. Incluso, como ocurría con los cromos de fútbol, hay especies más difíciles de conseguir que otras y hay que modificar la metodología de muestreo para poder localizarla», explica Gómez.
Sin embargo, él lo ha conseguido, ha logrado poner a disposición de todos los interesados en este grupo de animales, especialmente de pescadores deportivos y profesionales, un volumen con información básica sobre las tallas mínimas legales de captura, las tallas de comercialización o qué especies están protegidas. Además, la Guía permite diferenciar especies muy parecidas que a veces se agrupan bajo la misma denominación común, arroja luz sobre los abundantes nombres ‘vulgares’ que se dan a los pescados explicando los usos de nombres científicos y comunes e incluyendo los principales vernáculos contemplados en el Golfo de Cádiz para muchas de las especies incluidas y, fundamentalmente, hace posible identificar la mayoría de especies que se pueden encontrar en la zona.
Como conclusión a éste y otros trabajos de investigación, Gabriel Gómez llama la atención sobre la mezcla de fauna que confluye en nuestras aguas, procedentes del Mediterráneo, del Atlántico lejano, de la costa africana o de endemismos del Estrecho. En este sentido, apunta que «tenemos una riqueza y una biodiversidad enorme y la estamos perdiendo antes de conocerla por el abuso que hacemos de nuestros recursos y del medio natural«. Esta idea enlaza con la existencia de «una sobredimensión de la flota pesquera que impide la proliferación del caladero y que, a juicio de los mismos patrones, está acabando con los recursos pesqueros de la zona», afirma el biólogo marino.
Por otro lado, la producción de este libro le ha servido al experto para aprender mucho sobre el mundo de la pesca de arrastre y le ha permitido conocer de primera mano la problemática del Golfo de Cádiz. Además, se ha percatado de la gran diversidad de peces comestibles y comerciales que «van por la borda como descarte y no se usan, ya que su consumo va a depender de la oferta y la demanda en las lonjas de destino. Estamos usando un escaso porcentaje de pescados y desechando la mayoría, sin dar salida a un volumen enorme de capturas».
Los interesados en leer la Guía de los peces de Huelva y capturas del Golfo de Cádiz pueden solicitar su ejemplar a través de la web del autor, www.mediomarinohuelva.es, quien además se pone al servicio de los pescadores que tengan dudas o deseen más información sobre algún aspecto concreto.
En otro orden de cosas, Gómez confiesa que está a punto de publicar otro libro, la Guía de moluscos de Huelva y el Golfo de Cádiz, un nuevo trabajo centrado en su gran pasión, la Malacología, en el que recoge 250 especies de moluscos y que surge a partir de la ya citada Guía de las conchas marinas de Huelva. «La edición que saqué de este libro se ha agotado y en Diputación me ofrecieron la posibilidad de hacer una segunda edición o un nuevo libro. A partir de mi colección de conchas y fotografías submarinas pude completar este amplio trabajo que ofrece una muestra muy representativa de las principales especies de moluscos que podemos encontrar en nuestra costa. Con este material, la Diputación Provincial de Huelva va a realizar una edición de alta calidad, fuera del formato de sus colecciones habituales, que estará disponible en papel en un breve plazo de tiempo, con motivo del 525 Aniversario del Encuentro entre Dos Mundos«, explica el autor.
Finalmente, este biólogo enamorado de la costa de Huelva ha querido hacer un llamamiento a empresas relacionadas con el medio marino y administraciones de la provincia para que muestren su apoyo a este tipo de proyectos de divulgación científica llevando a cabo labores de patrocinio y mecenazgo. «Es una pena que esta sociedad no apueste por el trabajo de gente implicada y motivada con el estudio de nuestros recursos naturales y que trabajos como esta Guía han de ver la luz con los recursos personales del autor», pone de relieve el experto, quien además hace hincapié en que el hecho de que su Guía de las conchas marinas de Huelva se agotara demuestra que los onubenses quieren conocer los valores medioambientales, la biodiversidad y la naturaleza de la provincia.
A modo de resumen, Gabriel recuerda que «estos tesoros marinos son de todos y todos tenemos el derecho de disfrutarlos y la responsabilidad de mantenerlos, pero para ello hay que mostrarlos y ponerlos en valor», una tarea que él predica con su ejemplo.